Es una bodega familiar ubicada en el Sur de Champagne, en el área de Côte des Bar. La historia empezó cuando François Lacroix en 1972 plantó su primera viña.
Entre 1974 y 1983 vendieron todas las cosechas y fue a partir de 1984, año en el que se adquirió la primera prensa, que empezaron a conservar de cada vendimia una parte de la cosecha, y sería hasta 1987 cuando salen a la venta las primeras botellas bajo la marca Champagne LACROIX-TRIAULAIRE.
Théodore, hijo de François, es enólogo de formación con experiencia tanto en Francia como en el extranjero y regresa en el año 2007 a trabajar junto a su padre. Marie-Claire, también hija de François, realizó estudios en idiomas y letras, para posteriormente obtener un máster en comercio de vinos, contando con una formación especializada que le permite volver a la bodega a trabajar junto con su hermano desde 2012.
A raíz de la muerte de François en 2013, han sido ellos quienes junto a su madre se han encargado del negocio, con muchos proyectos tanto en bodega con nuevas referencias, como para el viñedo a nivel de certificaciones.
Orientación, suelos y variedades:
–El viñedo con una orientación sur y sur-este, se compone de un 55% de Pinot Noir, 35% Pinot Meunier, 9,5% de Chardonnay y 0,5% de Pinot Blanc. Las viñas más jóvenes conviven con las más viejas de manera igualitaria con el objetivo de producir vinos equilibrados y de calidad.
-Poseen unas 8,5 hectáreas de viñedo establecidas en su mayoría en el pueblo de Merrey-sur-Arce excepto una parcela, llamada Champraux, que se ubica en Courteron, en el Valle del Sena.
-El suelo es de margas, arcilla y caliza. Dicho suelo por situarse en la prolongación del viñedo de Sancerre y Chablis, se asemeja muchísimo a este en estructura y composición porque tienen el mismo origen geológico, en la escala temporal perteneciente al Kimmeridgien superior.
Concienciados con el medioambiente, además del ahorro del agua y el cuidado de la tierra, utilizan los métodos naturales: sin herbicidas, ni insecticidas. El terroir está cuidado siguiendo los principios de la viticultura biológica, “viticulture raisonnée”.
La poda del viñedo nunca empieza antes de la fiesta del patrono, San Vicente, que se celebra el 22 de enero. Una vez terminada la poda, la trituración de los sarmientos se hace en el suelo mismo para darle materia orgánica.
La vendimia, que es una etapa muy importante para las bodegas, representa una época muy intensa y llena de sentido para ellos que lo viven en un ambiente de camaradería.
Se sigue haciendo como marca la tradición, con vendimiadores que llevan años acudiendo y disfrutando juntos el formar parte de esa aventura.
La prensa que está ubicada en medio del viñedo, al lado de la primera parcela plantada, Val Soulois, con el objetivo de reducir el tiempo entre la cosecha de los racimos y su prensado.
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Hoy hablaremos de uno de los tipos de vinos más especiales que hay. Y decimos especiales no solo por su forma de estar elaborados, sino por la gran capacidad que tienen de armonizar con diferentes tipos de comidas y momentos. Nos referimos a los espumosos elaborados por el Método Tradicional o de Champenoise, como son el champagne y el cava.
Para que se entienda lo especial que es su proceso de elaboración respecto al de otros espumosos, hay que saber que estos vinos realizan la segunda fermentación en botella para producir, de una forma natural, el carbónico que dará lugar a las burbujas. Resumiendo mucho, vamos a explicar en qué consiste el MétodoTradicional:
Vendimia ⇒Prensado suave ⇒Desfangado ⇒1ª fermentación (generalmente en depósitos de acero inoxidable, produciendo vino base) ⇒Mezcla o Coupage (algunos vinos realizan también la fermentación maloláctica. En esta fase se clarifica y estabiliza el vino) ⇒Tiraje (aquí se embotella el vino y se le añade el tiraje, que es una mezcla de levaduras y azúcar para facilitar la 2ª fermentación) ⇒2ª fermentación ⇒Aclarado o Removido (durante la crianza en los pupitres o jaulas se realizan giros diarios a las botellas) ⇒Degüelle (puede ser manual o mecánico, y sirve para extraer los sedimentos de la botella) ⇒Dosaje (se añade el licor de expedición, que es vino con azúcar, para reemplazar el líquido perdido. Fase importante para clasificar estos vinos) ⇒Acabado final (se encorcha y se viste la botella).
En cuanto a las diferencias existentes entre un champagne y un cava, el champagne solo puede elaborarse en la región francesa de Champagne, mientras que Cava se permite elaborar en cuatro zonas diferentes de España: Comtats de Barcelona, Valle del Ebro, Viñedos de Almendralejo y Zona de Levante. Así mismo, en Champagne solo se emplean tres tipos de uvas: Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier; Mientras que en Cava se admiten más: Macabeo, Xarel·lo y Parellada, que son las tres principales u originales, junto a Chardonnay, Subirat Parent (Malvasía), Garnacha Tinta, Trepat, Monastrell y Pinot Noir. En definitiva, se trata de uvas y regiones muy diferentes que marcarán el carácter de los vinos espumosos elaborados en cada zona. Pero ¿cuál es mejor? No existe la respuesta perfecta a esta pregunta, pero siempre decimos lo mismo: el mejor vino es el que más te guste a ti.
Y porque no hay uno mejor que otro, sino vinos diferentes, compartimos tres recomendaciones de vinos espumosos que tenemos en nuestra tienda:
CHAMPAGNE “LE BIOGRAPHE” de LACROIX-TRIAULAIRE
Se trata del champagne más representativo de la maison Lacroix-Triaulaire, y encarna a la perfección el terroir y la historia de esta bodega familiar. Elaborado a partir de las tres variedades permitidas en Champagne (83% Pinot Noir, 8% Chardonnay y 9% Pinot Meunier) y empleando un 41% de vinos de reserva en su ensamblaje, ha pasado en bodega tres años de crianza antes de salir al mercado. Considerado brut por sus 7g/l de azúcar añadido en el dosaje, es un champagne muy aromático que te embriaga con sus toques de fruta madura, praliné y tostados. Estructurado, maduro y redondo, LE BIOGRAPHE es un champagne para el puro disfrute.
CAVA BLANCA CUSINÉ 2012
En la bodega Parés Baltà saben lo que se hacen desde hace mucho tiempo. Poseen una larga tradición, pero han sabido adaptarse a los nuevos tiempos con sus ideas jóvenes. Se trata de una bodega familiar dirigida por hombres en la que las artistas (enólogas) son sus mujeres, y con su cava Brut Nature Gran Reserva Blanca Cusiné 2012 vuelven a lucirse.
Partiendo de uvas de Xarel·lo (81%), Pinot Noir (10%) y Chardonnay (9%) cultivadas siguiendo los reglamentos de la Biodinámica (están certificados Ecológicos por CCPAE y Biodinámicos por Demeter), para lograr este cava BLANCA CUSINÉ 2012 se vinifican las variedades blancas en depósitos de inox, mientras que a la Pinot Noir le dan una crianza de dos meses sobre sus lías. Una vez hecho el coupage, el vino permanecerá en botella 80 meses, logrando así la categoría de Gran Reserva. El resultado es, sin lugar a duda, uno de los cavas más finos y elegantes. Un acierto seguro para regalar, o simplemente para disfrutar.
CHAMPAGNE BILLECART-SALMON BRUT ROSÉ
Puede que sea uno de los champagnes rosados más apreciados a nivel mundial, afirmación que defendemos, ya que sus 202 años de historia avalan el saber hacer de esta maison y la calidad de sus champagnes. Sobre todo nos gusta su “niña bonita”, el champagne BILLECART-SALMON BRUT ROSÉ, elaborado a partir de uvas de diferentes crus del Marne de Chardonnay (40%), de Pinot Noir (30%) cultivada en la Montaña de Reims y en el Marne, y de Pinot Meunier (30%) del Marne y de Epernay. Vinificando en tinas, realizando la fermentación maloláctica y empleando un 40% de vinos de reserva, se trata de un champagne rosado que nunca deja indiferente a nadie. Rosa pálido con destellos dorados, elegantes aromas a frutos rojos y piel de cítricos, y en boca puro placer, fresco, fino, perfecto.
Se dice que, en su día, Pierre Perignon dijo, al probar por primera vez lo que fuera un champagne: “¡venid, venid, hermanos, que estoy bebiendo estrellas!”. Cierto o no, un buen espumoso, de finas burbujas como cualquiera de los tres citados, al beberlo te hará disfrutar. Y son perfectos para tomar solos, pero también para maridar. Hay que atreverse con pescados, sushi, postres, e incluso con platos grasos como guisos y cocidos, puesto que las burbujas y la acidez del vino limpian la sensación pesada de la grasa. No olvidemos que, además de para brindar, estos vinos pueden acompañarnos en muchos otros momentos.
BLANCOS CON CRIANZA, OTRA FORMA DE BEBER VINOS BLANCOS
Existe un mito en el mundo del vino que afirma que los vinos blancos deben consumirse a lo largo de su primer año o año y medio de vida. Puede que esta afirmación valga para algunos vinos, pero hay muchos otros vinos blancos (cada vez más) que, por su forma de estar elaborados, aguantan mucho más tiempo en la botella sin perder ninguna virtud. Es más, muchos de ellos necesitan tiempo, años, para poder mostrarse en toda su plenitud. Lo que está claro es que existen diversos tipos de vinos blancos y no podemos generalizar.
Pero, ¿cómo saber qué vinos son los que pueden aguantar más? ¿cuándo saber si, cuando me ofrecen un vino, está pasado o en su momento perfecto para disfrutarlo? No existe una regla numérica para responder esta cuestión ya que el vino es un ser vivo en constante evolución, pero sí existen ciertas pistas que pueden ayudarnos a crearnos una idea. Por ejemplo, la crianza sobre sus lías otorga a los vinos blancos más longevidad y la crianza en barricas hace que por lo general aguanten una media de 3 a 5 años en botella (aunque en algunos casos pueda superar los 10 años). Pero lo dicho, cada vino es un mundo y cada enólogo elabora sus vinos buscando características diferentes, intentando conseguir una singularidad siempre, y la excelencia en la mayoría de los casos.
Para facilitar un poco todo este concepto de vinos blancos con o sin crianza, resumimos las principales diferencias que podemos encontrar en los vinos con algún tipo de crianza y así saber cómo sacarle el mayor provecho:
- Temperatura de consumo. Los blancos con crianza se recomienda tomarlos un par de grados por encima de lo habitual, sobre los 8-12°C, para así dejar que aparezcan todos los matices que la crianza aporta a los vinos, tanto en aromas como en boca.
- La crianza hace que los vinos blancos tiendan hacia un amarillo más dorado en vez de verdoso, aunque en diversa medida en función del tipo de crianza y de los años de vida que tenga el vino. Esto nos debe enseñar a que un vino dorado no tiene por qué estar defectuoso. Así mismo, en nariz tenderemos hacia aromas menos frescos y más maduros, con notas propias del tipo de crianza que tiene el vino (panadería, vainilla, especias, miel, frutos secos), y en boca ganarán volumen, untuosidad, complejidad…
- Al tratarse de vinos más complejos, con más cuerpo, serán más versátiles a la hora de combinarlos con comida, defendiéndose muy bien frente a platos más potentes, como pastas y arroces, pescados (atún a la plancha o en tataki, incluso con salmón) y carnes (carpacho, aves), pero también casarán a la perfección con la cocina asiática. Todo es animarse e ir probando.
- Los vinos con algún tipo de crianza poseen unas propiedades fisicoquímicas que los hacen más longevos. El tiempo de consumo óptimo variará en función de las variedades de uva empleadas (no todas son aptas para la crianza de vinos), del tipo de elaboración que ha tenido, de la forma en que se conserva el vino una vez sale de bodega… Déjate asesorar por el sumiller o por tu vendedor, y con la práctica todo se aprende.
Por poner ejemplos, entre los vinos con crianza sobre lías que podemos encontrar, están el mallorquín Supernova Moll 2019, un vino que proviene de unas pocas “quarteradas” (nombre empleado en Mallorca para las fincas, de unos 7100 m², en las que aplican una viticultura de mínima intervención) y que está elaborado a partir de la variedad de uva Moll (conocida también como Prensal Blanca) con una crianza de 5 meses sobre sus lías finas. O Yenda Spicata 2018, que está elaborado con un gran godello acompañado de otras variedades, aquí en Cantabria. Aunque el claro ejemplo de una buena crianza sobre lías sería Zarate Tras Da Viña 2018, un impresionante albariño de Rías Baixas que ha pasado 24 meses de crianza sobre sus lías finas, sin realizar ningún tipo de removido en ese tiempo, y que ha llevado a cabo parcialmente la fermentación maloláctica. Un vinazo que no muestra todo su poderío hasta haber pasado cinco años desde su vendimia.
Pero si hablamos de vinos fermentados o criados en barrica, debemos hablar de Valenciso Blanco 2019, un riojano a base de viura y garnacha blanca que posee una cremosidad y complejidad asombrosas, debidas a la fermentación y posterior crianza durante 9 meses en barricas de roble de origen caucásico. O de la gran personalidad que desarrolla la verdejo en un vino como es Barco de Corneta 2017, que tras fermentar en barricas de 300 litros y pasar 8 meses sobre sus lías, es un claro ejemplo de que la verdejo, trabajada en campo y bodega con mucho mimo, puede sorprender y mucho.
Estos son solo algunos ejemplos de las maravillas que pueden hacerse cuando se “juega” un poco en las elaboraciones de los vinos blancos. Joyas líquidas que nos hacen disfrutar ahora, y que lo seguirán haciendo en los años venideros, ya que como dijo hace tiempo el gran elaborador de vinos blancos Denis Dubourdieu (Château d’Yquem, Cheval Blanc, Chivite), “envejecer no es simplemente resistir al tiempo, sino adquirir misterio, carisma y capacidad de detenerlo todo”.